Es utópico pensar en un acuerdo colectivo que reconozca y respete la individualidad de la mujer. Al parecer, de forma premeditada y habitual se ignora a la madre, la hermana, la hija, la amiga y a la compañera. Múltiples atributos que minimizan y exponen una incesante misoginia, son expresados continuamente en una sociedad aún devota al glorioso poder del pene.
En esta obra Paulina, mi amiga y compañera, queda retratada mientras asume temporalmente algunos roles y estereotipos asociados a su género. No busco más que compartir este enfrentamiento con algunos de los conceptos que lamentablemente dominan la manera de pensar y el actuar de muchas personas.
Esta obra se inauguró en junio del 2010 en la Galería 1887 del CENAC. Posteriormente se expuso en la Casa Amón, Casa de la Ciudad de Cartago, Galería Nacional y en la Galería de la Fundación G&T Continental en Ciudad de Guatemala.